Este año el Festival de Blogs de Nicaragua decidió abordar el tema de "Identidad", mucha gente dice que es un tema complicado de abordar, y ciertamente lo es, todos creemos saber quienes somos hasta que nos toca reflexionarlo.
Y es que cuando nos hacemos la pregunta: ¿Cuál es mi identidad? nos vemos en la odiosa tarea de auto ponernos etiquetas, o de adornarnos un poco más allá de la realidad. Entonces, ¿Cómo podemos hablar de nuestra pura y más simple identidad?... No lo sé, yo me he dispuesto a hablar de la mía de la manera más sencilla:
Me crió mi bisabuela (no es que mi mamá y mi papa estuvieran ausentes, eso ya lo expliqué antes aquí), me agarró de 72 años, una edad ya bien avanzada, esa edad donde ella todavía tenía la fuerza de una mujer de 50. A esa edad dónde ella no tendría porque estar cuidando de nadie, todo lo contrarío, pero así fue. Ella básicamente me adoptó.
Y fui creciendo a su lado, haciendo tareas a la par de su maquina de coser y contándole mis anécdotas del colegio por la tarde, cenando juntas por la noche y yo haciendo uno que otro garabato mientras ella miraba las novelas brasileñas de Canal 2.
Mi bisabuela no estudió una carrera ni nada, era costurera de oficio, profesión que le heredó a algunas de sus hijas y nietas. Desde que nací ella se encargaba del hogar, limpiaba la casa, y cocinar era su afición favorita (no conocí platillo que mi bisabuela no supiera como preparar, desde lo más nica hasta una que otra receta internacional y todo de memoria, no se le olvidaba nada, ningún ingrediente), así que con ella no tenía charlas filosóficas, ni mucho menos debates científicos, políticos o sociales, ella se sentaba todas las tardes a ver muñequitos conmigo, como mi fiel compañera.
Mi bisabuela tenía un carácter bien fuerte, era bien regañona, eran las cosas como ella decía y ahí muerto el payaso (recuerdo la única vez que me pegó, fue por que yo le dije que estaba equivocada en algo, justo al momento en cual ella me estaba alistando para ir a clases y me pegó en la boca con un peine, ese día aprendí a no contradecirle jamás) entonces, aprendí a escuchar y a pensar bien antes de hablar.
Mi Mamocha era muy católica, y yo tenía terror nocturno, entonces me enseñó a rezar. Padres nuestros y aves marías acompañaban mis noches todos los días antes de dormir:
-Pero, Mamocha, ¿Y si me despierto en la madrugada y me da miedo?
-Mija, entonces decís: "Ángel de mi guarda, mi dulce compañía: No me desampares ni de noche ni de día". Entonces aquel miedo se iba.
Y el Ángel de la guarda se volvió mi mantra personal, para cualquier situación de miedo ahí tengo para agarrar valor y tranquilidad. (No creo en dios, es una cuestión simbólica, obviamente). Esa tranquilidad que ella me daba, esa sensación de protección y bienestar que tenía cuando estaba a su lado.
Mi bisabuela sacó adelante a sus hijos sin marido, justo como mi abuela y me enseñó que a veces los hombres no sirven para ni mierda, no mentira, me enseñó la importancia de las relaciones sanas, de que tenía que esperar lo suficiente para casarme y tener hijos solo cuando estuviera lista, de que primero estaba mi preparación profesional, luego ya con eso podía ser una trabajadora, ama de casa y mujer completa (Menciono lo de ama de casa por que no nos vayamos a olvidar que mi bisabuela nació en 1919 y era medio machista de vez en cuando).
Gracias a mi bisabuela, mi abuela y mi mama tuve la suerte de criarme en el seno de un matriarcado, lo que me ha valido de mucho actualmente, y pues si, ella me enseñó muchas cosas, pero sobre todo, gracias a ella, se con certeza que soy capaz de lograr muchísimo por mi misma y de que el amor es lo más noble que existe y es el regalo más grande que alguien te puede dar.
Y esta es la parte más linda de mi identidad, la de: Yo Sobeyda Rodríguez, la bisnieta de Eudocia Rizo, AKA Mamocha, originaria de Matiguas, Matagalpa, que huyó con sus hijos y nietos por la guerra y se asentó hace más de 40 años en Estelí, una mujer que me llena de demasiado orgullo.
Entonces, le dedico con todo el amor del universo mi entrada de #BlogsNi 2013, a ella que sembró en mi coraje, independencia e inteligencia y que me dió todo el cariño que le puede dar una madre a su hija. Sin ella yo no sería ni la mitad de lo que soy.
Mamocha
26 de Junio de 1919 -
04 de noviembre del 2013
Ojalá todos pudieran tener una Mamocha en sus vidas :)
Gracias por semejante entrada y compartir de la Mamocha, sos lo que sos.
ResponderEliminarBesos.
¡Qué cosa más linda!
ResponderEliminarun abrazo a vos, y a las abuelas. Porque tenemos la dicha de jugar con ellas y porque ellas nos aman incondicionlmente
¡Qué cosa más linda!
ResponderEliminarun abrazo a vos, y a las abuelas. Porque tenemos la dicha de jugar con ellas y porque ellas nos aman incondicionlmente
Todos tenemos una mamocha...
ResponderEliminarGenial entrada